Así es la Ruta del Miedo: el recorrido más misterioso de las Islas Canarias que hará que tu viaje sea único
El Barranco de Badajoz, en la isla Tenerife, es uno de esos lugares que rezuma un aura de misterio, atrayendo a visitantes de todo el mundo con sus historias y enigmas que han aumentado su fascinación a lo largo de la historia. La famosa Ruta del Miedo ofrece una experiencia única al explorar sus rincones cargados de secretos.
Sin embargo, más allá de su misterio, el Barranco de Badajoz es un lugar excepcional con paisajes impresionantes y una riqueza botánica e histórica que lo convierten en un destino imperdible para quienes visitan la isla. Sus relieves imponentes y su gran diversidad de flora y fauna hacen que merezca la pena descubrirlo en profundidad.
Así es la Ruta del Miedo
Al descender desde Santa Cruz de Tenerife por la autovía TF-1 hacia El Médano, los paisajes se presentan áridos y desprovistos de vegetación, azotados por un sol inclemente que domina el cielo, en contraste con la nubosidad más persistente en el lado norte del Teide.
En el municipio de Güimar, conocido por sus enigmáticas pirámides, hay profundos barrancos poblados por una vegetación exuberante, muy diferente a la que se puede encontrar en otras partes de la isla. Uno de estos barrancos es el de Badajoz, ubicado en una elevación de más de 1.800 metros sobre el nivel del mar, cerca de las Ventanas de Güimar, un lugar que se ha hecho famoso por las numerosas historias que alberga entre sus paredes volcánicas.
El Barranco de Badajoz es uno de los lugares más legendarios y misteriosos de Tenerife. Conocido por los guanches como Chamoco, este barranco ha sido testigo de una rica historia, con vestigios de actividades pasadas que se encuentran en la cueva del Cañizo, una cavidad inaccesible a cien metros de altura en uno de los flancos del barranco. Se dice que este lugar fue habitado por el mencey de Güimar, Acaymo, y su hijo Añaterve, quienes se refugiaron aquí tras la conquista castellana debido a la abundancia de cuevas, alimentos y agua.
El misterio rodea al Barranco de Badajoz, con historias que hablan de seres de luz, esferas brillantes y murmullos en la noche. Algunos relatos sugieren la presencia de una «puerta a otra dimensión» en el barranco, mientras que otros hablan de encuentros con seres alados y experiencias inexplicables durante la noche. Una de las leyendas más conocidas es la de la Niña de las Peras, que desapareció misteriosamente y regresó décadas después sin haber envejecido.
Más allá de su historia, el Barranco de Badajoz es un lugar de una belleza excepcional. Además de su importancia botánica, con una gran variedad de especies vegetales y endémicas, alberga paisajes impresionantes y puntos de interés como los madroños y los dragos que crecen en ciertos tramos.
Lugares de interés
La ruta por el Barranco de Badajoz tiene una longitud total de aproximadamente seis kilómetros, ida y vuelta. Aunque no es especialmente complicada, presenta pasos estrechos y al final del camino hay un montículo de piedras en una pared, que requiere cierta habilidad para superarlo. Este barranco está ubicado en el Paisaje Protegido de Las Siete Lomas, designado como Espacio Natural Protegido de Canarias.
El Barranco de Badajoz es famoso por sus galerías de agua, excavadas desde el siglo XIX para aprovechar el agua filtrada en las rocas. Estas galerías, como la de Acaymo o la de El Almagre, son fundamentales para el abastecimiento de agua en las zonas agrícolas del municipio de Güímar. Sin embargo, algunas de estas galerías, como la de El Cañizo, han sido cerradas debido a su peligrosidad.
La Cueva del Cañizo, ubicada a unos 100 metros de altura, recibe su nombre de las doce varas de caña colocadas en su techo, visibles desde el cauce del barranco. El acceso a ésta cueva es difícil, lo que ha limitado los estudios sobre ella. Se especula que las cañas podrían haberse utilizado para secar alimentos, mientras que algunas teorías sugieren que pudo haber sido un lugar de enterramiento ritual.
Misterios
El Barranco de Badajoz en Tenerife ha sido testigo de numerosos eventos intrigantes a lo largo de los años. En una noche del 1 de julio de 1990, el fotógrafo Teyo Bermejo decidió aventurarse en este lugar.
Mientras permanecía allí, escuchó un misterioso aleteo justo encima de él. Sin dudarlo, apuntó su cámara hacia la dirección del sonido y capturó varias instantáneas. Al revelar las imágenes, quedó sorprendido al descubrir la figura borrosa de una extraña criatura alada de considerable tamaño, cuya velocidad de movimiento había dificultado una captura clara.
Por otro lado, en el año 1920, un grupo de alemanes mostró un gran interés en el Barranco de Badajoz. Se desconocía si su curiosidad se debía a propósitos militares o a la leyenda que afirmaba que, en días de niebla, una hermosa ciudad de cristal aparecía en el barranco, visible sólo para unos pocos privilegiados.